martes, 26 de mayo de 2009

TESOROS ARABES EN OHANES

Tras ochocientos años de estancia de los árabes en España, dejaron tales huellas en la vida social y económica de nuestro país, que difícilmente podrá compararse a ningún otro pueblo de tantos que se asentaron y asentarán en la Península.
En el candor popular quedaron, entre otros muchos legados, las leyendas, para todos los gustos, que pasaron de generación en generación conservando su asombrosa variedad de matices.
Nos es difícil imaginar, en las noches frías de invierno, en cualquier lugar d ellas Alpujarras, una familia recogida frente al fuego del hogar escuchando atentamente a los mayores contar leyendas de “cuando los moros vivían aquí”, porque creo que no está muy lejano en nuestro recuerdo.
“Frente al moro está el tesoro”
¡Escuchad niños, que va a hablar el abuelo! :
“ Dicen que había una estatua de un moro en la cueva del Castillejo, con una inscripción al píe que decía. “Frente al moro está el tesoro”.
Muchos del pueblo malgastaron su trabajo, cavando frente a la estatua buscando el tesoro.
Hasta que un día, uno de ellos, sintiéndose burlado y enojado, golpeó con el pico al moro en la cabeza con intención de destruir la estatua... y ¿sabéis lo que pasó?... que surgió de la cabeza un torrente de joyas, rubíes y esmeraldas”
¡El tesoro estaba en la frente del moro!
Es curioso, que en el libro “Cuentos de la Alhambra”, del escritor inglés Whasingtong Irving, no relata una historia parecida que le contaron en Antequera (1829) “En frente del toro se halla el tesoro”, pero en esta historia, de la frente del toro no salia ningún tesoro, posiblemente porque le faltaba el embrujo del moro”
Adentrándonos un poco en la historia de la morisma de Ohanes, y en su entorno social de la época, escogemos un comentario del autor antes mencionado...
“... Las guerras entre moros y cristianos que turbaron la comarca de las Alpujarras, por espacio de siglos, dieron lugar a que ciudades y Castillos se vieran expuestos a cambiar de dueños, y sus habitantes, mientras duraban los asaltos, tenían que ocultar su dinero y alhajas en la tierra o esconderlos en bóvedas y pozos... Una vez expulsados los moriscos, muchos ocultaron también sus bienes más preciados, creyendo que su exilio sería pasajero y que podrían regresar en un futuro no muy lejano a recuperar sus tesoros”
Un claro ejemplo de lo anterior sucedió en Ohanes, entre el 1 y 2 de febrero de 1569, tuvo lugar en nuestro pueblo una sangrienta batalla; aquí, se habían refugiado multitud de moros procedentes de otros lugares, huyendo del acoso del ejercito cristiano.
Dice el cronista H. de Mendoza...”Pusieron mil hombres a la guardia del lugar, donde habían encerrado a sus hijos, mujeres y haciendas....Los combatió y los rompió...(el Marqués de los Velez) ...No sin dificultad...murieron casi doscientos hombres con Tahalí, su capitán...”
Nos podremos preguntar, ¿Donde estarán las haciendas a las que se refiere el cronista? Posiblemente bien ocultas de los vencedores¿y los tesoros de los “Monfies”, asaltadores de caminos, refugiados en cuevas donde se escondían con sus botines de la justicia que los perseguía?
Volviendo a la actualidad (1987), comentaba un paisano ya fallecido, que estando cumpliendo el servicio militar en Marruecos, un día conversando con un anciano nativo al conocer éste su procedencia, exclamó con añoranza... “Ohanes....Ohanes...donde nuestros antepasados ocultaron sus tesoros...Ohanes...quien pudiera volver a Ohanes...
Don Felipe Cabello, un maestro jubilado y estudioso del tema de los tesoros, sostiene la teoría de que “...existe un inmenso tesoro arábigo- morisco oculto en la media luna que hay desde el Valle de Lecrín hasta la Calahorra, cruzando prácticamente toda la Alpujarra.
Podríamos ampliar con crónicas, comentarios, artículos, etc, la posible existencia de tesoros en nuestra tierra; pero no es nuestro propósito , ni pretendemos confirmar o desmentir esa ingeniosas historias , porque entre otras cosas quizás sean sólo eso , “ ingeniosas , y la leyendas sean el único tesoro que existe está celosamente guardado en la mente de nuestros mayores, que como patrimonio cultural de nuestro pueblo debemos conservar y hacer que siga transmitiéndose a nuestros hijos.
Zurrumbo nº 13. Curso 86-87

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